Veo venir el negocio que surgirá alrededor de la soledad del anciano y con seguridad será fríamente explotado. Se ofrecerán seguros de compañía: nietos sustitutos e hijos a medida, que les llevarán a misa y al médico, les hablarán bonito y escucharán sus cuentos, y cuando llegue el momento, les llorarán y enterrarán, todo por un porcentaje de la pensión.
A mi juicio, esta es otra de esas aberraciones sociales de occidente. Una inclinación obstinada hacia las vidas más largas, por un lado, y la destrucción de los valores necesarios para garantizar el bienestar de los ancianos, por el otro. No se promueven los intangibles como la tolerancia, el amor, la amabilidad, el respeto y sobre todo, el valor de la compañía. Conozco ancianos que van hasta tres veces por semana a su agencia bancaria, para realizar trámites inútiles, sólo por sentir que alguien les presta atención.
En Madrid han muerto, íngrimos y solos en sus casas 68 ancianos en lo que va del año (y 63 en París). El mundo sólo se ha percatado por las pistas que deja la muerte: el hedor característico y la tele encendida a deshoras. En el caso más elegante, algún vecino los echa en falta después de varios días y llama a la policía.
Estas personas mayores, por diversas razones, no viven su retiro-espera en una residencia de ancianos. La mayoría porque no la pueden pagar, ya que hay pocas y son caras y otros, los que podrían, porque se niegan rotundamente a abandonar sus casas. Independientemente de los argumentos esgrimidos, entiendo a los que no se quieren marchar: creo que al final de sus vidas, cuando miran atrás, descubren que nunca han hecho realmente lo que les apetecía, y quieren experimentar una sensación de control in extremis, decidir dónde esperar pacientemente la muerte, oyendo la tele y viendo la radio.
Ya el porcentaje de personas mayores de sesenta y cinco años supera, en España, a los menores de dieciséis: En los años venideros, la proliferación de estos dramas anónimos hará que la prensa no se interese por ellos, y terminen siendo vistos como normales. Los abuelos son víctimas de una desincorporación social prematura e injusta.
Vaya futuro que nos espera…el único derecho gratuito que nos quedará, será votar en las elecciones. Todo lo demás… a pagar, como se paga por las urgencias de amor.
es lo más triste que he leído la semana… tengo el corazón hecho un nudo después de esto y tenía que decirlo / escribirlo…
Pues lo escribí porque también me ha impactado mucho. He buscado estadística en el resto de Europa y es algo que se repite constantemente. Unos están mejor atendidos que otros y tienen un aparato para pedir ayuda en caso de emergencia, pero la verguenza en sí, está en que son víctimas de la soledad, que sufren por la falta de compañía, que los intangibles no son considerados en la calidad de vida de los mayores. (ni de nadie al parecer.)
Desde que leí tu post y ahora tu comentario, he estado pensando en algo que me dijo mi hermana hace unos años, ella vivió la mitad de su vida (unos 23 años) en Inglaterra, me cuenta que muchos ancianos, terriblemente solos, llaman a compañías de decoradores, plomeros, pintores de brocha gorda o cualquier servicio en el que el encargado deba ir a la casa de la persona que necesita el presupuesto… y que lo hacen para eso, para llenar el vacío que tienen… Una amiga trabajó hasta hace poco en una de esas compañías que se encargan de cuidar y acompañar a los ancianos por un par de horas al día. Es momentos así en los que me provoca tener todo el tiempo del mundo para hacer algo al respecto… . suspiro .
Es triste sí. Pero parece un proceso natural de vida, al menos para la tosquedad desde donde funcionamos.
Creo que uno debería empezar a preocuparse ( mejor ocuparse) cuando empieza a notar que: a) un grupo importante de las amistades de toda una vida ya no está cerca (se fueron del país); b) otros comienzan a fallecer, c) en el interim no se han cultivado nuevas amistades, porque cada quien anda en lo suyo, lo cual significa trabajo y falta de previsión para hacer tiempo para cultivar nuevas y significativas relaciones.
Un buen día amaneces con ganas de salir de juerga, como en los buenos tiempos, y descubres que estás más sola que la campanada de la una.
Creo que esto es una explicación que puede ayudar a entender el porqué de la soledad de los ancianos. Es triste, sí, pero me pregunto si no será la triste cosecha de un estilo de vida.
Conozco ancianas súper activas, que se emperifollan y con todos sus achaques, se reunen con sus congéneres, y juegan bingo ( porqué a los viejitos les da por jugar éso?)y se quedan plácidamente dormidas en medio de una conversación, para despertar como si nada y retomar la cháchara.
En lo personal, si yo llegase a envejecer – hipótesis nula desde luego, porque los dioses never get old – me gustaría ser una viejita lúcida, plácida y contemplativa, una suerte de oráculo y guía a quien la gente encontrara grato consultar. Esa sería mi manera de asegurarme compañía si la deseo, y también privacidad, porque todo oráculo decide cuando hablar.
Un abrazo del tamaño del universo para Ocatrapse. Cada día que pasa y cada vez que te leo, te admiro más.
Palas Atenea