¿Alguna vez han pasado por la experiencia de tener algo que decir y no encontrar a quién decírselo? Bueno, a mí me ha pasado, y esa es la principal motivación por la que he querido hacer este blog.
Tengo a mi familia, a buenos (aunque pocos) amigos, y hasta un compadre, en fin, gente a quien contarle las cosas esas que «tengo» que decir, pero… ¡es que me hace falta algo más!.
Pónganse a pensar: hay mucha gente que se dedica a escribir, cantar, bailar, en fin a compartir sus experiencias, sentimientos y conocimientos, y también tienen a gente cercana a quien escribirle, cantarles y bailarles… se podrían ahorrar esas costosas excentricidades de hacer libros, motar espectáculos, ¡blogs! y cosas por el estilo. Pero aún así, necesitan algo más para satisfacer su necesidad de expresarse. Pues en esas estoy ahora.
No estoy seguro que esto vaya a salir bien, si será una fiebre pasajera y se topará precozmente con el aburrimiento estadístico de este tipo de iniciativas, o por el contrario será una salida válida a la inquietud que les he contado antes. Pero no importa, hasta ahora me he divertido bastante preparándolo y pagué unos meses por adelantado el hosting, para obligarme un poco por si aparecen esos síntomas malignos.
Lo he llamado Cartas Jeroglíficas, aunque más que cartas son notas y en lugar de jeroglíficas mi intención es que sean bastantes claras, pero para aquellos que no sepan qué fueron las Cartas Jeroglíficas, les pido lean la segunda nota, en el cual lo cuento en detalle, de verdad que es algo muy curioso.
Las cartas creo que saldrán de lo más variopintas, así que no les puedo adelantar alguna “línea editorial” porque escribiré de lo que me salga de la cabeza (o de la cabeza de otros) y eso puede ir desde cosas relacionadas con mi profesión, pasando por opiniones sobre el nuevo orden mundial, hasta, por ejemplo, el ciclo mestrual de los calamares gigantes.
Finalmente, detrás de todo esto, está la intención sincera de compartir libremente el conocimiento dentro de la red, sin más requisitos que el respeto mutuo y rememorar así aquellos tiempos fantásticos cuando éramos felices e indocumentados…