Una empresa británica despidió a dos mil quinientos empleados a través de mensajes de texto (sms), enviados a sus móviles (celulares). Una popular emisora de televisión española despidió a más de 200 empleados a través del fax, llamadas telefónicas y mensajes de voz, dejados en contestadoras. El 40% de las grandes empresas en España, se decanta por el correo electrónico para comunicar despidos.
Prefiero definir la tecnología por sus usos sociales, y cada vez que veo un nuevo invento, me entretengo en intentar adivinar cómo lo usará la gente. Pero los que encabezan esta nota, creo que comienzan a apuntalar conductas empobrecedoras. Corriendo el riesgo de parecer cursi, opino que hay cosas que están hechas para decirse directamente, en persona, y vale que quede un justificante escrito, pero que siempre se dé la oportunidad de escuchar y ver a quien hace la comunicación.
Tal vez todo lo comenzó el mismo Dios, cuando en lugar de anunciar con su propia voz los diez mandamientos, los escribió en unas tablitas. Aunque es propio decir, que resarció el error cuando envió a su hijo, nuestro Señor, y le dejó instrucciones claras de no dejar nada escrito, cosa que éste cumplió cabalmente. Luego otros, como Sócrates también le imitaron.
Estoy a favor del uso de la tecnología para mejorar la comunicación, no para deshumanizarla. Sin duda hay muchas personas que ya usan estos métodos para decir cosas importantes: pedir matrimonio, proponer noviazgos, dar pésames, mentar la madre, y que por otro lado odian hablar con una computadora para consultar su saldo bancario, para esta tarea si que prefieren a un humano. Es una cosa loca.
Al menos nos queda el teléfono: si se observa a alguien hablando por teléfono, se nota que se le hace difícil no sonreír o fruncir el ceño para acompañar lo que dice, aunque quien lo escucha no lo está viendo. Pero de allí, a comunicar transcendencias en ochentas caracteres, se me antoja un esnobismo chabacano.
Todo esto me trae a la memoria a una empresa que conocí, que llevaba estas prácticas a niveles muy sofisticados: Si una mañana encendías la máquina y no podías hacer login en la red, era indicativo de que debías pasar por recursos humanos a buscar el finiquito… muchas veces vi a más de uno palidecer cuando se equivocaba escribiendo su clave o estaba activo el caplock.