No conozco a ningún ex hippy pobre. La generación que abanderó los ideales de libertad, amor y se rebeló contra los convencionalismos sociales y económicos, se descubre hoy llena de exitosos empresarios, profesionales y escritores, en fin, de conservadores modernos.
Tal vez sólo una porción, la que conforman los hippys eternos, aún vaga por algunos pueblos de la India buscándose a si mismos, mientras otra encallece sus manos tejiendo pulseras al ras del suelo. El resto creo que lograron “encontrarse” y me temo que más que un encuentro, fue un encontronazo.
Nunca he tenido claro si fue realmente una revolución, simple rebeldía o un accidente. Los ex hippie que conozco, no me lo aclaran del todo, y lo único que puedo sacar en limpio, por el brillo de sus ojos al recordar, es que lo pasaron muy bien. Todos ellos se retiraron “a tiempo”: los más sinceros admiten que ocurrió cuando sus padres cortaron la financiación de la aventura, otros confiesan que fue porque ya habían experimentado suficiente.
Poco a poco se despojaron de sus símbolos, cortaron sus barbas, embaularon sus faldas y calzaron sus pies… y abordaron sus nuevas vidas con un concepto que me parece el secreto de su éxito: El idealismo aplicado.
No se confundan, que no voy de gurú de autoayuda. Lo que quiero decir es que quedaron marcados por la sensación de libertad, y si querían re-experimentarla, tenía que producir mucho dinero. Le aplicaron a sus aventuras empresariales la misma pasión e idealismo que al estilo de vida hippie y funcionó. Sus objetivos no fueron al estilo ortodoxo de las unidades de producción o de aburrida terminología empresarial, por el contrario, hicieron uso de expresiones inspiradoras: Si producían licuadoras, lo que se proponían era vender tiempo (y libertad) a las mujeres. Si hacían ordenadores se consideraban artistas y con ello se proponían “cambiar el mundo” (y lo hicieron). Siempre con aspiraciones / inspiraciones idealistas pero con los pies en el suelo.
Son listos, en el sentido de tener claro que todo lo hacen por la libertad. Con lo cual se divierten un montón consiguiéndola y disfrutando de ella, viviendo vidas más intensas.
El idealismo aplicado podría ayudar a recuperar la economía mundial (que no la libertad) ya que es por definición creativo y contrario a los paradigmas, lo que pasa es que andamos escasos de hippys y nos sobran especuladores.