Cultura referencial

La persona a quién escuché usar este término por primera vez, siempre escribe con un Mont Blanc, usa el verbo retrotraer con una naturalidad pasmosa y fuma con el hemisferio izquierdo de su boca, mientras otea el horizonte. Además es un buen amigo. Cumplido el deber de citar la fuente, les cuento para qué usó el término.

Esa tarde nos reíamos mi amigo y yo, a costa de un personaje muy peculiar que no es que viviera del cuento, sino de un delicado andamiaje “cultural”. De ese tipo de personas que envuelven, con un aire culturoso y solemne, una multisápida cultura basada en la acumulación de referencias. Quiero decir: Esas personas que se leen las contraportadas e índices de los libros y los citan como eruditos conocedores de las obras completas del autor. Pero con clase. No como la mayoría de nosotros, que somos unos humildes referenciadores, que citamos a Discovery Channel, Muy Interesante y los blogs de los amigos con ingenuidad.

El culto o culta por referencias se reconoce fácilmente. Cuando opina, adopta una pose cardenalicia y sosegada, mientras desarrolla una aventura fantasma, en la que interrelaciona los índices de contraportada guardados en su memoria de elefante. Es como una sinapsis al vuelo, en la que logra una coherencia admirable. Y vamos, que se las arreglan para ganarse la vida con su habilidad. Igual pueden fungir de asesores de imagen de empresas textiles, como de feroces críticos de algún entomólogo prestado al diseño de interiores.

Muchos de estos personajes son completamente inofensivos en la ejecución del arte de aparentar el saber. Otros se obsesionan con el poder en su micro entorno y sin mojarse nunca, hacen daño, mientras mantienen el tipo, no sufren y no sudan.

En mi país de acogida hay un montón de ellos. Ejercen habitualmente como opinadores profesionales en las tertulias de radio y televisión. Se aprovechan tan eficientemente de la memoria de pez de nosotros los zombis, que pueden aparecer en dos programas distintos, defendiendo en cada uno, una posición diferente sobre un mismo tema. Creo que a este paso, debería crearse una titulación superior para una profesión con tanto futuro.

Pero mi preocupación es el Caribe. Antes, escuchábamos los cuentos del culto referencial, gracias a la reverencia ancestral que rendimos a lo que no comprendemos, pero en la intimidad, despellejábamos a éstos personajes hasta verles el ánima. Sabíamos distinguir al verdadero intelectual, tan necesario para la sociedad. El problema es que ahora, ante la escasez endémica de intelectuales-guía y la proliferación de opinadores “cultos”, desconfiamos de cualquier individuo que intente pensar libremente, en un lenguaje levemente distinto al de las telenovelas. A mi modo de ver, eso es una tragedia, porque un terreno tan erosionado, es muy difícil de reforestar, sobre todo con el agravante que los pocos intelectuales que nos quedan, ya no sueltan semillas.

4 pensamientos en “Cultura referencial

  1. Sinceramente… más que un conjunto de personas que pudiesen parecer «pocas», siempre respetando la relatividad de nuestro querido Einstein, son una raza. Quizá una forma de vida que el Caribe o Latinoamérica da a la necesidad de sustento con poco esfuerzo (no sé de otros hemisferios o países).
    Quisiera entonces pensar que puedo volver a encontrar, como milagro al fin, a «Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo» junto a los no reconocidos mundialmente pero no por menos «diseñadores de intelectos». Por dónde estarás caminando Don Restituto, quisiera ver uno como tu nuevamente, creador de teoremas impresionantes y forjador de carácter en tu receptor al cual dejas con ganas de fraguar empresas nuevas (no compañías).
    Gracias ocatrapse por recordarme que como existen malos hábitos del saber, y como siempre veo el túnel por los dos lados… por allí deben seguir caminando estos «otros» que si nos seguirán dejando algo.
    Por cierto, descubrí que era cierto que la cultura referencial es vaga, falsa y traicionera, cuando de verdad me comencé a interesar por los vinos (He allí el no dejarla que te asimile). El vino francés es muy bueno, especialmente el Chateau, Bordeaux o Saint Emilion y que los vinos españoles no son menos, sino que se deben catar con otro paladar (otro paradigma) sino que hablen el Pesquera (200) y el Dehesa la Granja (1999).

  2. A propósito de los opinadores de oficio, J.J.Benítez, periodista y perseguidor de Ovnis, natural de la Madre Patria, califica a estos pseudo cultos como CAGATINTAS. Lo que nunca me quedó claro leyendo a J.J. es cómo les llama a los que no opinan por escrito, sino que nos invaden con su verborrea con aspiraciones culturosas.

    By the way: Yo también hecho de menos a Restituto, una de cuyas virtudes más admiradas ( por mí ) era su capacidad de expresar en términos muy sencillos conceptos muy complejos, con la misma naturalidad que comentaba lo variable del clima… Capacidad que – en mi humilde opinión – es potestad de los hombres realmente sabios y que no tienen que demostrarle nada a nadie. En su morada no terrenal, seguramente está siendo un regalo para quienes tenga a su alrededor.

    Saludos,
    Palas

  3. Se me ocurren algunas formas de llamarlos, pero me gustaría esforzarme más para no faltar a las buenas costumbres.

    ******

    Me ha llamado la atención como, por contraste, ha salido Restituto a colación. No tuve a nadie en mente como la figura del anti-culturoso-refrencial, mas bien ejemplo de quienes si lo eran. Por cierto, ¿habrá ya alguna fundación/biblioteca/aula/premio llamado Restituto Ferrer?

    Besos.

  4. Cómo responder -adecuadamente – a eso sin abrir la Caja de Pandora?
    Me voy por la respuesta que por lo obvio debería sonrojar a algunos: NO.
    No obstante, se me ocurre que a partir de estas no casuales recordaciones, alguna GROSATOTA IDEA brotará de mi caja de pensar… I’ll let you know.

    Love,
    Palas

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