Aunque no lo parezca, las computadoras se programan en un lenguaje muy cercano y afín al lenguaje humano, con instrucciones en inglés, fáciles de recordar, finitas y que siempre significan lo mismo. Todo esto se lo debemos a una mujer, Grace Hopper, la abuelita de la foto de al lado.
En la prehistoria de la informática, las máquinas se programaban a base de engorrosos comandos mnemotécnicos, paradójicamente difíciles de recordar |-|, y más familiares para las máquinas que para los humanos. A Grace, esto le debió resultar completamente ineficiente, total, como mujer entendía mucho de comunicación – ya que a diferencia de los hombres las mujeres tienen un área del cerebro especializada en el habla – y se dispuso a resolver el problema.
Grace nació en 1902, se graduó en matemáticas y física en 1928 y obtuvo un Ph.D en Yale en 1934. En 1943 entró a trabajar en el equipo que desarrolló el Mark I uno de los primeros computadores de la historia, y fue la primera persona que escribió un programa para esta máquina. Probablemente Grace fue también la primera programadora informática.
Para resolver el problema que les contaba, Grace se levantó una buena mañana y después de tomarse el café, se le ocurrió una idea rompedora, crear, como en efecto lo hizo, el primer compilador de la historia, el A-compiler, especialmente diseñado para tomar un programa escrito en “humano” y transformarlo en lenguaje para las “máquinas”. El lenguaje humano se llamaba Arith-Matic y el de máquinas, pues ya saben, una retahíla de unos y ceros que son lo que las máquinas entienden. Más adelante, y con la misma filosofía, Grace diseñó el Flow-Matic, del cual un comité, auspiciado por el departamento de defensa de los Estados Unidos, tomaría muchas ideas al diseñar, en 1959, el lenguaje Cobol, ese gran hermano por el que pasan los datos de casi cualquier persona que tenga una cuenta bancaria.
Es justo y necesario repetir: Casi todo lo que conocemos hoy en día para programar computadores está basado en el modo de diseñar introducido por Grace, que los inquisidores expertos llaman, eufemísticamente, lenguajes de alto nivel, muy seguramente para evitar hacer honor a una mujer. De lo contrario lo hubiesen hecho como se debe, inmortalizando al inventor con su invento, tal y como nos tienen acostumbrados: El Binomio de Newton, La transformada de Laplace o la pausterización de Pasteur. Vamos, es que hasta en casos tan tristes como el Alzheimer, le ponen el nombre del descubridor.
Finalmente quiero compartir una frase, probablemente apócrifa pero la mar de tentadora, que expone perfectamente el cambio de paradigma que supuso la contribución de Grace Hopper a la informática. Sucedió alguna anónima tarde en una sala de reuniones, de esas amuebladas con sillitas grises, muy populares en los años cincuenta. Justo después que Grace Hopper explicó su idea a los demás compañeros de equipo, estos pegaron el grito al cielo, reprochando al unísono, «But Grace, then anyone will be able to write programs!»
Nota del cartero: Se ha evitado deliberadamente, incluir tecnicismos para facilitar la lectura a los destinatarios no familiarizados con términos informáticos. Espero que lo informáticos sean benevolentes con esta aproximación.