Los gringos han sido muy listos con eso de inventarse sus héroes. Siendo todos de fantasía, sus hazañas y virtudes están hechas a prueba de las debilidades humanas, lo que hace que admirarlos sea, cuando menos, inocuo.
En el segundo y tercer mundo, estamos aún muy lejos de tomar como ejemplo de virtud a personajes de ficción, principalmente, porque no atinamos a hacer popular algo que nos resulte cercano, que nos sea propio. No somos capaces de imaginarnos a un vengador enmascarado autóctono luchando contra el mal. Me da que no, porque tampoco somos capaces de crear una clara e inequívoca representación de los rasgos de la maldad, de forma que valga la pena luchar contra ella.
A un héroe de fantasía se le hace popular porque se le adjudican valores que la mayoría de las personas indentifican como positivos; sin olvidar, eso si, una adecuada dosis de superpoderes que nunca están de más. Lo mismo sucede en el caso de los villanos, pero con valores negativos; lo de los superpoderes, pues nada, son neutros, lo que pasa es que están mal usados. Pero es requisito esencial, que dichos valores sean simples y puros, de forma que el villano no tenga ningún rasgo de héreo y viceversa. Vamos, es un asunto de claridad del mensaje. No hay medio buenos ni medio malos.
Así las cosas, hemos optado por tirar de personajes reales para crearnos nuestros propios héroes, con la trampa de «perdonarles» sus debilidades humanas, porque, (argumento aplastante), son humanos.
El problema de los «héroes» de realidad, es que no luchan contra nadie. En el mejor de los casos, contra sus propias debilidades. Lo que hace que tener héroes en una sociedad deje de ser inócuo, porque nos resta capacidad para reaccionar ante déspotas, canallas y seres despreciables a quienes hacemos héroes, no por una continuada e incansable lucha contra el mal, si no por alguna que otra hazañita circunstancial.
Espero que algún día nos pongamos de acuerdo en definir claramente una lista de contravalores, a ver si primero nos sale la cara de un buen villano y, a partir de él, inventarnos unos cuantos héroes. Aunque se que estamos un poco jodidos, porque la maldad, en medio de la pobreza, es harto mutante.
He llegado a la conclusión de que la figura del «héroe» es un invento creado por el hombre común, que aplaude el supuesto coraje (a veces locura) que otros tienen para hacer lo que él quisiera pero no se atreve… de ahí la necesidad del colectivo, de esperar que siempre venga un mesías a sacarnos las castañas del fuego.
En verdad os digo, amigo Oca que la especie humana como masa, no tiene remedio y que los «héroes» que de tanto en tanto surgen, no son sino la prolongación de la figura del pater familiae, protector y a la vez tirano de su prole, derecho más que ganado por haber sido su «salvador o héroe».
Sorry por la acidez, pero cuando una vive en un país que aún espera que vengan los marines a salvarnos… estamos más que jod…
I’m glad that you’re back!
Un abrazo
Palas A.