Para un occidental medio, de existir dicho espécimen, es extremadamente complejo entender cómo el concepto de secreto se extiende por la cotidianidad de los habitantes de Höφp. Un ejemplo muy revelador es la forma en la que son promulgadas las leyes. La publicidad de las normas, que en cualquier otro país figura como uno de los pilares del estado de derecho, y que asegura que todos los ciudadanos conozcan las disposiciones normativas que están obligados a cumplir, funciona exactamente al contrario en Höφp. De hecho, las leyes se “publican” secretamente y de forma individualizada desde hace siglos. Cada ciudadano recibe en su domicilio, en sobres de color verde —reservados a la correspondencia de secretos oficiales— todas y cada una de las leyes que son aprobadas por su parlamento. Así, cada ciudadano las trata como lo que son, secretos, y se siente moralmente obligados a guardarlos.
Un buen ejemplo de lo anterior es cómo este mecanismo permea en la economía. En Höφp existe una pujante y secular industria de la reparación que aporta cerca del 25% de PIB. Un caso único en el planeta. Debido a la pertenencia del país a la Organización Mundial del Comercio, no cuenta en su ordenamiento jurídico con una prohibición expresa sobre la venta de productos no reparables, desechables o de un solo uso, ni nacionales ni importados. No se penalizan con ningún tipo de arancel, ni tampoco se imponen restricciones a la venta. No obstante, no intente encontrar un producto con estas características en ninguna tienda de Höφp. Existe una ley que obliga a los ciudadanos de Höφp a reparar los productos que adquieren ante cualquier desperfecto, salvo los originarios, cuya reparación corre por cuenta del fabricante. Así, por simple lógica, nadie compra un producto no reparable en Höφp, pues no sería capaz de cumplir con la ley. Simplemente, no hay mercado. Todo el mundo lo sabe, pero nadie lo dice. De hecho, es habitual que el coste del impuesto al valor desechado (IVD), que se imputa al final de la vida útil de todo bien y que es abonado por los ciudadanos, se sopese concienzudamente ante cualquier decisión de compra, pues es más alto mientras más corta sea la vida útil del producto y sólo se exime en aquellos bienes que la ley obliga a descartar. Por otro lado, el coste de las reparaciones posteriores al quinto año de vida del producto, son desgravables en porcentajes variables.
Así es Höφp, un país del que podría pensarse que hace aposta todo lo contrario al rebaño internacional, si bien, la realidad es que son simples consecuencias de su remota idiosincrasia. El secreto que hemos tratado hoy deja, además, algún que otro efecto colateral: un paisaje curioso, con una mezcla bastante ecléctica de tradición y modernidad, la desconcertante ausencia de plástico, la recarga ornamental de sus puentes de piedra, la prevalencia del lápiz ante el esferógrafo, las tiendas de discos de vinilo, los tablones de anuncios comunitarios, los envases de vidrio, la resistencia de sus zapatos y la tendencia quinquenal en los cambios de la moda de la industria textil. Todo ello, una completa excentricidad a los ojos de un occidental medio… y una paradoja, dado que los habitantes de Höφp, también lo son de occidente.
Otros de la serie:
Höφp y sus secretos
El secreto de amantes I
El secreto de amantes II