Si alguna vez visita Madrid, no se inquiete si por el rabillo del ojo, ve venir una sombra en estampida, con cara de susto y mantas-bulto en las manos. Son los suricatos bituminosos. Ciudadanos de países africanos, que huyendo de un tipo de miseria, llegan a Madrid, para experimentar otra.
Para las autoridades policiales, representan el último eslabón de la cadena del top manta, la venta de copias ilegales de discos compactos (cidis) y dvdes: Para mi represenan mucha tristeza. Detrás, como siempre, están las mafias, que casi nunca pierden. Los africanos en cuestión, ni siquiera hablan castellano, y todo en ellos es ilegal: el hambre de la que huyen, la situación de su residencia, y lo que venden para mal vivir.
Para evitar ser capturados, utilizan la estrategia del suricato, que seguro habrá usted visto, en algún documental de “nuestra fauna salvaje”. Hay uno de ellos que otea el horizonte. El especialista en reconocer la cara de los policías de civil (paisano), que les persiguen. Entre todos le pagan, para que les alerte ante la amenaza del algún depredador. En cuyo caso, recogen su manta cruzada por cuerdas, y escapan a toda velocidad, mirando a sus espaldas, y aguantando la carrera, sólo cuando ven desaparecer el peligro. Ver que otros de tu especie huyen y tu no… afecta. Es como si se tratase de una amenaza selectiva.
No justifico la falta o delito que presuntamente, como suele decirse, estarían cometiendo. Eso no se discute. Sólo me preocupan sus caras de miedo perenne. Me preocupa que su léxico en castellano esté compuesto, principalmente, por el nombre de los cantantes de moda. Me ahoga mirar sus ojos de víctimas y que nadie piense en una solución más sofisticada y humana que capturarles y expulsarles. Me sacude en fin, que ningún cantatautor, les dedique una canción.
Triste, muy triste en verdad.
Es como la versión de una mala película que encima todos copian. Por estos lados la escena es la misma que tú ves allí, sólo que los que huyen con sus mantas son nativos de la misma tierra incapaz de educarlos para ganarse el sustento de otra forma.
Saludos,
Palas