Una de las mayores desventajas del correo electrónico es su inmediatez. Su instantánea teletransportación al swing de un click. Un inconveniente que, sin embargo, no reside en el ingenio electrónico, sino que surge de un cruce de cables en el humano medio, que confunde la velocidad de la transmisión con la de la comunicación. Suelo ser constante en utilizar el correo electrónico para hacer preguntas no urgentes, aunque no menos importantes, a cuanto mortal (o no) me facilite una dirección. Y a causa de esa constancia, no hago más que estrellarme contra un muro de las lamentaciones virtual, construido a base de no-respuestas. Una ausencia absoluta de feedback equivalente al está reunido telefónico o el vuelva usted mañana del cuerpo presente.
Así, el email se me hace una herramienta inútil a la hora formular un reclamo, solicitar información, pedir un favor o realizar un trámite. De hecho, me inclino a pensar que muchas empresas ponen a disposición del público una dirección de email, por recomendación de un sobrino del dueño, que estudia informática; con lo cual es fácil suponer que no la lee nadie.
En el caso de las personas pasa algo parecido. Mucha gente lee su correo, pero muy poca lo responde. Si llevásemos un registro de clicks -que de seguro lo llevan- en los servicios de correo gratuito, es probable que el botón más utilizado sea el forward en lugar del reply o el new.
En fin. Termino haciendo lo que todo el mundo. Levantar el auricular, marcar el número y decir: Mire, le envié un email hace tres días acerca de… para escuchar del otro lado, un ¡ah así! lo que pasa es que no he tenido tiempo de…y tal.
A pesar de que google cotiza en Wall Street, ofrece correo gratuito de un gigabyte y nos juramos en la era digital (que no sé porqué se llamará así), se me antoja que aún le falta algo al email, para facilitar la comunicación instantánea. Y todo ello parece reducirse a una de cuestión de cultura, de paradigma, de asociación.
Me he fijado muy bien, y me atrevo a soltar, sin el respaldo de encuestas, que la gente responde más rápidamente a un SMS, que a un correo electrónico… tengo el pálpito de que es porque llega por un medio que asociamos con comunicación inmediata y no por el voluminoso y siempre asincrónico computador.
Actualización:
Compadre me ha hecho llegar este estudio revelador. No tiene desperdicio.
Leer aquí
Totalmente cieto lo que dices!!!
He aqui una nueva lectora
Pues muchas gracias. Después de escribir por gusto, lo más bonito es que te lean.
Un saludo.
Eso, querido Oca, tiene más que ver con la cultura de cada cual ( léase un mínimo de cortesía y consideración con el prójimo) que con el vehículo de comunicación. Es el mismo tipo de gente que tampoco responde llamadas telefónicas, ni mensajes y si te los encuentras cara-a-cara o los llamas y no pueden obviar atender el teléfono, sieeeempre están y han estado demasiado ocupados.
Las excusas son gratis, lo que cuestan son sus consecuencias.
Así que la existencia del e-mail gratuito o no, no va a modificar nadita de nada.
Tengo amistades (?) que sé que existen porque me «rebotan» rebotes de correos… sin una nota ni nada. Otras, sé que aún viven porque al menos se toman la molestia de dar el «click» de acuse de recibo, pero igual no agregan ni «ñé»…. así que, qué querés que te diga!!!!
Feliz inicio de semana!
Cliki-ti-click!
Palas A.
Pos entonces, el perfil de destinatario sobre los cuales hablo, son unos deconsiderados y descorteses.
Con respecto a return confirm, tengo amigos que opinan que es una invasión a la privacidad. Pero aunque pienso que no, me dejó reflexionando sobre el asunto. uno de estos día lo escribo.
Un beso.
Oca.
Claro! Ahí tienes la clave: El return confirm = invasiòn a la privacidad ??? Cómo va a serlo? Privacidad? De qué?
A no ser que por invasión a la privacidad se refiera – como está más que claro para mí- el despojar al destinatario de la posibilidad de mentir acerca de haberse dado por enterado.
El click del «recibido» equivale a admitir que, en adelante la NO RESPUESTA subsecuente es mi responsabilidad, sin excusas, al desnudo.
Desde esa óptica, se invade la privacidad (?) porque se niega la posibilidad de jugar al no-se-nada.
«… porque no quiero que sepan, que sé que sabes flaquezas mías.»
Es la última frase de una copla (creo) española de cuyo autor no me acuerdo, pero que refleja algo de ésto.
Que lo que importa no son los cuernos, sino que el cornudo sepa que la gente sabe que él sabe que lo es.
En fin! qué complejamente fastidiosos somos para cosas tan pueriles.
Como si importara algo la privacidad «humana» cuando andamos con el alma en pelotas, creyendo andar vestidos!
Confusamente privada
Palas A.
También depende del uso que se le dé al correo, en ambientes corporativos el correo suele ser «obligante» y no se toma a la ligera. Sin embargo para el grueso de la gente que ocasionalemnte se conecta y va dejando un requero de cuentas de freemail detrás de ellos, sencillamente no tiene ninguna relevancia porque no pasa de ser un juguete.
Yo nunca permito que el cliente de correo envíe automáticamente un mensaje de «correo recibido», eso es algo que decido yo.
Hola Topocho, espero que estés bien.
Pues fíjate que yo pensaba lo mismo, pero lo de obligante no me terminaba de convencer. Porque los destinatario de mis correos a corporaciones, emprasa, hasta de las top 500 (en serio) tampoco son usualmente respondidos.
Conversándolo con mi Compadre, me hizo saber sobre este estudio (gracias Compadre) bastante revelador, y que daja al descubierto mucho del transfondo de las penurias que cuento en la nota.
Aquí te lo dejo:
http://edition.cnn.com/2004/BUSINESS/09/15/email.sins/index.html
Un Abrazo.
Oca.
Definitivamente es algo cultural, fíjate que la experiencia que yo he tenido es que muchas veces se llega a acuerdos telefónicos que después son formalizados en un correo, ya eso es un procedmiento común (esto con clientes de grandes organizaciones).
Creo que Hotmail ha hecho mucho daño al componente social del correo electrónico. Me parece que por culpa de los miles de correos basura que recibimos al año (o al mes, o a la semana), termina uno asociando al correo electrónico con un medio muy lleno de ruido, como de segunda categoría. No sé, se me ocurre.
Totalmente de acuerdo. Pero no solo pasa personalmente, sino también las grandes compañías.
Como actualización te comento. Hace unos días escribí a una línea aerea, la monopólica pues, para que me informarme una cosa la mar de simple: Cuanto es límite de equipaje que puedo llevar en un vuelo específico que quería hacer. La respuesta fue:
En respuesta a la petición que nos expresa en su comunicación de fecha 03/10/2004, queremos informarle que puede realizar la consulta a través del servicio de atención telefónica en
el teléfono 902 400 500, o dirigirse a cualquiera de nuestras oficinas de venta de billetes.
Para futuras consultas sobre este tema, le rogamos que se dirija a los puntos mencionados, quienes le proporcionarán la información específica que necesita.
¿Tonces?
Saludos.
Está eso como aquel correo que recibió un compañero de trabajo que ponía:
«Hola Fulanito, te escribo porque necesito ponerme en contacto contigo»
¿Será que la gente y las empresas le tienen miedo al correo electrónico?