Queridas hijas: Voy a saltarme la norma de no hablar de la actualidad para explicaros una cosa muy importante que os será de ayuda en el futuro, cuando, si tenéis a bien, podréis leer estas notas de papá.
He leído esta semana, en un antiguo periódico del presente, el siguiente texto1 a propósito del Calendario Gregoriano y la dedicatoria que en su página principal hacía el indexador monopolista acerca de «unos días que nunca existieron»2. Se hacía referencia en el mismo al ajuste que fue necesario realizar para corregir el calendario Juliano, eliminando unos días de Octubre, entre otras cosas. De estos detalles os habrán hablado en la escuela, —soy optimista—.
Podéis notar ciertas cosas impropias en una redacción: Por un lado, es absurda la frase «según la información del motor de búsqueda«, como si la explicación fuese opinable o tuviese varias versiones. Como si existiera duda y me curara en salud ante la posibilidad de que las cosas no hayan sido como fueron. Ya veis, sólo le faltó incluir un, «presuntamente» para evitar demandas. Estamos hablando de un episodio histórico y exhaustivamente documentado que, además, Google trata en su reacción original de esa forma.
Por otro lado, notad esa forma de citar la fuente para una perogrullada: «Google precisa que el año solar actual tiene 365 días…». No. Tal como está redactado en español, podría dar al entender a las generaciones futuras, que probablemente no verán eso en la escuela, —vale, soy pesimista— que Google es el que precisa la duración del año, cuando en el original en inglés simplemente se hace uso de un recurso de redacción para ahondar en el detalle. «To be precise, the solar year is actually 365 days, 5 hours, 48 minutes, and 46 seconds.»
También recordad que no estamos libres de cometer errores al comunicarnos y que papá los comete torrencialmente, pero siempre hay que estar atento a que los errores de ese torrente no sean siempre los mismos. Citar las fuentes sí, pero sin caer en el absurdo, ¿vale?
1. Artículo original de El País:
2. Por esta época, a los medios de siempre, sobre todo a los que vienen del papel, les dio por competir en chorradas con los grupos de mensajería instantánea de las redes sociales con el objetivo de publicar cantidad. Y cuando no había noticias, se hacían eco de otras irrelevantes.