Cuando a los medios de comunicación masiva y agencias de noticias se les señala por la forma en que deciden dónde poner el foco, suelen alegar que se limitan a reflejar lo que resulta relevante para la sociedad. Es un tema esencialmente controvertido y en el que no tenemos más que confiar en que la dimensión ética de los profesionales del sector funcione como garantía de equilibrio. Es lo mejor. Está absolutamente comprobado que nos iría mucho peor sin ellos, en sentido positivo, no imaginándolo como un mal menor.
Sin embargo, a veces sorprende (es un decir) porque si la cobertura está relacionada con el interés social, y se retroalimentan, algo podríamos no estar haciendo bien. Especialmente, porque en occidente ya casi no hay sujetos pasivos de las noticias, pues a través de las redes virtuales de comunicación también participan en ese “poner foco”… aunque la mayoría de las veces sea reenviado un meme.
Pongamos por ejemplo dos episodios coincidentes en el tiempo a finales del invierno de 2017. Desconozco a los protagonistas y a las organizaciones que están detrás.
- Un grupo de mujeres se pone en huelga de hambre en la Puerta del Sol de Madrid, en protesta por el desamparo ante el que se encuentran, mujeres e hijos, ante la violencia machista y la laxa aplicación de la Ley. Estuvieron 26 días.
- Una asociación civil pone a circular por Madrid un autobús con un mensaje que cuestiona la transexualidad. Las autoridades, en cumplimiento de la Ley, le prohíben circular por incitación al odio.
Para hacernos una idea, hagamos una prueba de cobertura a día de hoy, confiando, sin intención científica, en lo que ha recogido el Gran Indexador (a la fecha google) en su apartado de noticias, donde agrega lo que dicen los medios de comunicación en España sobre estos hechos.
Caso 1: 27.300 resultados.
Caso 2: 163.000 resultados.
Nada más.