Y ya no digo si lo estamos en el universo (es probable que no) sino en sitios más mundanos.
A veces como solo, en plan catarsis. Busco alguna mesa remota, evito la hora pico y mastico con lentitud.
La pareja de la mesa contigua lleva un rato sin hablarse. Parecen gente simpática y a veces sonríen para adentro. Pero aunque físicamente están juntos en la mesa, cada uno está comiendo con otros.
Han sustituido el cuchillo por el móvil y comen otando el suroeste. Lo único bueno es que no hablan con la boca llena.