Adolescencia

La adolescencia es un invento reciente; tendrá poco más de un siglo. Un constructo (me encanta ese palabro) que sólo fue posible con el nacimiento de las sociedades modernas. A efectos de supervivencia, la adolescencia siempre ha sido un lujo que la propia vida se encargaba de acortar a guantazos. Era intensa y desconcertante, pero breve. El objetivo de los adolescentes fue siempre pasar a formar parte del grupo de los adultos. Incluso hoy, muchas culturas mantienen de forma testimonial rituales muy chulos para el tránsito.

Sé que lo definir las cosas para entenderlas está pasado de moda, pero os pido hacer un pequeño esfuerzo. Por los viejos tiempos.

Si nos limitamos al RAE tenemos:

Período de la vida humana que sigue a la niñez y precede a la juventud.

Así, sin mojarse mucho. Os aseguro que tampoco se mojan otros diccionarios en distintos idiomas.

Al ampliar el espectro a campos como la sociología la cosa crece en matices y precisiones. Especialmente al indicar el rango de edad en los que se adolece y respecto a los efectos tanto cognitivos como físicos.

Tuve una adolescencia sucinta y una niñez larga. El presupuesto familiar no daba para más. Pero sí me dio tiempo para definirla a partir de lo que sentía en mis propias carnes:

Apunté en mi libretilla (tendría unos catorce años):

Etapa de la vida en la te enfrentas a un montón de cosas desconocidas sin la más mínima intención de comprenderlas. Sólo vivirlas.

Con eso en la cabeza salí pronto del trance y podría afirmar que el último vestigio de mi adolescencia terminó en agosto de mil novecientos noventa. Justo el día en que, con diecisiete años recién cumplidos, me fui de casa. A partir de ese momento, la sociedad empezó a tratarme (y también yo mismo) como un adulto en prácticas (sinuoso camino).

Termino: si hacemos un estudio retrospectivo, los entendidos en el asunto han ido sumando años a este periodo. Y como las cuentas no salen, se los han ido quitando tanto a la niñez, como a la edad adulta. Así las cosas, he visto autores que enmarcan la adolescencia entre los 11 y los 24 años (y más). Si te revelas ante sus disertaciones (¡no puede ser!), se bajan las gafas de cerca a la punta de la nariz y te miran con desdén.

¿Entendéis mi preocupación?