A mí me gustan mucho las mujeres. De hecho estoy convencido que Dios es una Mujer, aunque suene a título de libro de autoayuda. Me parece que una cantidad tan multisápida de atributos, como los que se adjudican a Dios, sólo pueden ser posibles entera y coherentemente en una mujer.
Pero la parte más atractiva de estos atributos, es ese oculto, más bien enterrado, mundo de la creación femenina. La mujer crea por defecto, su manera de vivir es casi siempre una obra de arte anónima a la que casi nadie asiste conmovido sino con el hastío de la cotidianidad; dejando, lamentablemente, que pasen inadvertidas gestas heroicas, sacrificios ejemplares, comedias delirantes y en el común de los casos, grandes obras maestras de esas que tratan sobre el sentido de la vida.
Rosa Montero ha escrito un libro que reúne algunas de estas historias a modo de menú de degustación. Mujeres normales con vidas normales de mujer (excepcionales para entendernos) casi siempre recorridas a la sombra de una sociedad-para-hombres.
Historias de Mujeres, cuando tenga usted tiempo, échele una leída.
Nota del Cartero
Inicialmente en mi libretita decía, «A mí me gusta mucho la mujer». Así , la primera oración de esta nota no es un lapsus promiscuo, sino un recurso estilístico.