En el álbum familiar hay una foto de este servidor, con unos tres años, ataviado de domingo y sonriendo desde el interior de un carrito de pedales anaranjado, de esos descapotables, que ya no se ven. Al parecer, mi fascinación por los carros forma parte del anecdotario familiar. En cualquier lugar mi imaginación podía perfilar un volante, improvisar una palanca y rugir a la perfección los acelerones y cambios de marchas.
Lo bueno de los sueños infantiles es que por más que el tiempo pase, permanecen evocables con suficiente intensidad como para sacarte una sonrisa.
Bueno, el viernes pasado se ha hecho realidad uno de esos sueños infantiles, forjado con fuerza en las rodillas de mi padre, en esas fantásticas ocasiones en las cuales me dejaba “llevar” el volante de su Nissan Patrol. Hace mucho que llego a los pedales, pero muy poco desde que alcanzo los precios de los vehículos. Concretamente, alcancé uno el viernes, que aunque modesto, espero repercuta en el mejoramiento de mi calidad de vida y la de los míos.
Se que es una tontería, pero comprendan. Es mi primera vez.
Felicitaciones y bienvenido al mundo automotor… el Club de Peatones acaba de perder un valioso miembro! Muy lindo tu coche
Abrazos Palas.
Uno nunca deja de ser peatón. Por Dios, mi sentido ecológico me lo impide.
Besitos y muchas Gracias.
Perdón que con las prisas no me despedí, pero reitero lo dicho: Me encanta tu coche nuevo !!! Y con respecto a la «peatonería» con los calorones del trópico a mí se me hace muuuuy cuesta arriba prescindir del 4 ruedas. Si no lo tengo disponible llego al colmo de no salir … Qué puedo decirte.
Una cosa es la conciencia ecológica y otra es la conciencia corporal de las temperaturas a las que se fríe una cuando anda deambulando por estas calles caribeñas.
Un abrazo desde mi carroza del Olimpo,
Palas Atenea