De camino al trabajo paso por un puesto de periódicos atendido por un kiosquero parco y anguloso, que no suele dar los buenos días. Es un establecimiento normal de los muchos que complementan las esquinas de los suburbios de Madrid. Normal, a excepción de los avisos que el propietario publica con asiduidad como bandos de alcalde.
Lo que en otros casos sería un simple y respetuoso, cerrado por luto, se convierte para este peculiar hombre, en un Se informa a nuestra distinguida clientela que este establecimiento permanecerá cerrado el día hoy por la muerte de mi cuñado Manuel.
Las fiestas familiares también tienen cabida: Se comunica a todos los clientes, que el sábado este establecimiento cerrará a las doce en lugar de a las dos, porque mi nieta Isabelita hace la primera comunión. Perdonen las molestias.
Pero el mejor a la fecha ha sido el de esta mañana, cuando me acerco para comprar un diario deportivo en el que suelo seguir la carrera de los domingos y me topo con un Se le comunica a los clientes que, debido a la informalidad y falta de seriedad del diario El País con lo de las Tazas, aquí no tenemos platos.
Los no iniciados en la moda de los periódicos-bazar-de-barrio, el aviso aludía a una promoción con deficiente distribución en el que El País entregaba, a cambio de cupones, una tazas con caricaturas de Forges, y a otra nueva, que comenzaba hoy, en el que se vendía una vajilla pieza a pieza decoradas con formas de esculturas de Chillida.
Vamos, que a buen entendedor, pocas palabras.