Me apuntaba hace un rato mi buen Amigo Cyberf, que hay cosas que sólo se pueden hacer cuando uno es joven y libre. Le pedía consejo sobre qué camino tomar ante un nuevo reto: el fácil o el difícil. En resúmen, venía a decirme que hay ciertos difíciles que requieren de juventud y libertad.
Sin mucha reflexión le solté:
> Personalmente, mido estos dos adjetivos en función de mi curiosidad.
>
> Mientras mi curiosidad y necesidad de aprender estén en niveles
> similares a los de hace quince años, aún mi cerebro está joven y libre.
>
> Lo que realmente me limita [con la edad] es el tiempo: hace de la atención un bien
> muy escaso que tengo que administrar con mucho cuidado.
>
> Aprendo, pues, por el puro placer de hacerlo. Mucho conocimiento inutil, sí;
> pero nada se compara con experimentar un momento eureka.
El día que se pierde la curiosidad, se empieza a envejecer. Parece una sentencia de blog de autoayuda, pero bueno, apunto otra: El día que se pierde la capacidad de fantasear, se pierde la curiosidad.
Ello. Que había que empezar por algo este año.