Hay momentos en los que sería ideal poder dormir con los ojos abiertos. Pagaría por ello. En su defecto, debería ser socialmente aceptado el que se den cabezaditas para combatir el tedio. Sé que es algo que se utiliza actualmente, pero siempre a escondidas o, al menos, con ese pequeño remordimiento de estar aguantando los párpados ante la exposición de los más variados temas sobre los que no estamos interesados en lo más mínimo y nos vemos obligados a asistir.
Debería comenzarse a incorporar esta norma de cortesía, en primer lugar, en aquellas charlas, conferencias y reuniones donde, entre otras cosas: se descubre el agua tibia, se adula a un líder, se niega la realidad, se habla con una pared o se aprueban leyes presupuestarias en plena crisis económica.
Total, la postura corporal para combatir el tedio es la misma si se hace con el móvil o echando una cabezadita. Aunque es con toda seguridad la segunda es más saludable y aumenta la productividad.
Ello.