Por alguna sinapsis malograda, mi mecanismo de aprendizaje, una vez que obtengo las bases o principios de algo, se basa en la aproximación del tipo: cómo no se deben hacer las cosas. No se trata de aquello de ensayo y error o aprender de los errores. Me refiero a un proceso formal y consciente en el cual aprendo, como aprendería cualquiera, pero analizando lo que fue mal, sobre todo, cómo no se debió haber hecho y qué hacía pensar que la forma «erronea» era la correcta.
Me concentro más en las consecuencias que en los resultados esperados, y aunque se pueda pensar que es un procedimiento costoso, lo que hago es documentarme, principalmente, a partir de los fracasos ajenos. El saberme también vulnerable a ellos me hace verlos de forma más interesada. Me parece que es una aproximación que aporta muchas posibilidades, dado que los fracasos suelen estar mejor documentados que los manuales y programas de aprendizaje, parten de una aplicación real de lo que se intenta conocer, y se encuentran relativamente libres de los paradigmas asociados al objeto de aprendizaje. Además el análisis post facto es más sencillo.
Por lo tanto, me he convertido en un coleccionista de fracasos casi sin darme cuenta. Pensé que algunos de ellos podrían ser lo suficientemente curiosos y atractivos para compartirlos con vosotros, así que los iré publicando de vez en cuando. Sobre todo me gustan los que tiene origen en comportamientos sociales, pero hoy comenzaré por uno tecnológico: El Buran.
Brevemente, el Buran fue la respuesta directa de la antigua URSS al programa del transbordador espacial americano. Los Rusos hacían las cosas a lo grande y el Buran no era excepción, aunque sólo logró un vuelo orbital no tripulado. Parece ser una copia exacta del Shuttle, pero sólo lo es en apariencia, al final les dejo unos links para que puedan ampliar información. A diferencia del estadounidense, sus sistema de lanzamiento no es reusable aunque si mucho más potente, es el cohete Energiya, el más grande del mundo, puede levantar hasta 100 toneladas.
El Buran no lleva motores de propulsión, como el Shuttle, por lo que puede llevar más carga, todo el trabajo de ponerlo en órbita lo hace el cohete al cual está anexo. Los rusos quisieron matar dos pájaros de un solo tiro: Construir un vehículo orbital reusable y el cohete más grande del mundo para ponerlo en órbita a él y a satélites super pesados. Y precisamente de allí saqué el eventual aprendizaje: No mezclar en una sólo iniciativa aproximaciones que por diseño puedan ser antagónicas, dado que aunque cumplas con los objetivos, puede que no sea rentable en la práctica, que fue lo que al final le pasó al Buran. ¿Una perogrullada? pues creo que no, cosas así las veo a diario.
Lo curioso es que hoy en día, lo que quedó de aquel proyecto, el gigantesco Energiya, no es utilizado porque sencillamente no hay nada tan pesado que llevar al espacio. Los satelites modernos son bastante ligeros por razones de eficiencia y lo más pesado que se está construyendo allí afuera es la Estación Espacial Intenernacional, cuyos módulos no pasan de 20 toneladas cada uno, paradójicamente, porque no había cuando se diseñaron, nada tan potente y rentable que pudiera poner mas de 20 toneladas en órbita.
http://www.astronautix.com/project/buran.htm
http://liftoff.msfc.nasa.gov/rsa/pics.html (algunas fotos)