Hace unas semanas, escribí una nota sobre esa manera de leer de pasada, corriendo el riesgo de perderse ideas e incluso de no asimiliar el significado correcto de lo escrito. Bueno, un amigo que lo leyó me comentaba de viva voz, no por escrito, que él tenía el problema opuesto y que eso le producía más o menos tensión, dependiendo de lo leído.
Si leeo un párrafo – me decía – y siento que no he pasado por todas la palabras o a la mínima duda sobre la compresión o ante un descuido, tengo que volver a empezar. Es decir, que no soporta sobrevolar lo leído. De alguna forma eso le limita sobre la cantidad de cosas que puede leer…
Incluso para leer ciertas cosas es un suplicio, más cuando se utiliza terminología distinta a la del uso cotidiano. Por otro lado le ayuda en otras cosas, por ejemplo lee mejor en inglés.
Que eso, que hay gente pa’ tó.
la lectura como un suplicio es una noción que me da miedo… y me remonta a los días escolares en los que mis compañeros decían ‘que ladilla, hay que leer a Quiroga’
: suspiro :