Alguna noche impertinente y de forma imprevista, – como cuando confiados en la fuente del hombre del tiempo, sales sin paraguas y te llueve – alguna noche decía, sueño vívidamente que una asignatura que creía haber aprobado, en realidad estaba aplazada y que no estaba graduado.
Lo más curioso del asunto es que en el mismo sueño, recuerdo el acto de grado y mi realidad onírica, como un jurado en contra, haya duda razonable y concluye que dicho acto nunca existió. Entonces despierto asustado e inmóvil, como para que el cerebro no se percate de que estoy despierto. Busco las fotos del grado, esas en la que pareces un clon de sonrisa nerviosa, y la copia del título, las lamo a ambas y todo vuelve a la normalidad.
Vamos a ver. Cuando digo sueño vívido no me refiero a ese estado medio real, medio imaginario que suele darse, por ejemplo, en los sueños húmedos y en los números complejos (aquello que la raíz cuadrada de –1 es igual a i), si no a un estado contundentemente consciente, con todos los sentidos en alerta, como con una sobre-dosis de fármaton.
Todo esto lo he guardado siempre como un secreto, no vaya a ser que fuera verdad, es decir, por si fuera necesario hacerse el loco y llevarse el secreto a la tumba, total muchos médicos rurales ejercen magistralmente toda la vida y sólo estudiaron 2 años de veterinaria. Me he decidido a escribirlo hoy, porque casualmente otros amigos me han confesado, amparados en el programa de protección de testigos, que les pasaba exactamente lo mismo, aunque con pequeñas variaciones despreciables.
Se que hay dioses-niño que, aburridos en el olimpo, se divierten haciendo pequeñas maldades a los humanos, pero el que provoca estos sueños, es un oscuro especialista que se ríe continuamente del mismo chiste. Es una diversión cruel y apestosa porque casi nunca recuerdo los “buenos” sueños y cuando lo logro, me salen negados con el tecnicolor: en blanco y negro.
Qué profunda necesidad de masoquismo cerebral requiere “revivir” algo que nunca existió. Me intriga el misterio detrás de este patrón. Lo del estrés post traumático me resulta una explicación pobre e inapropiada, porque más expuestos estamos al trauma que puede producirnos este tipo de sueños-cometa, así que si hay algún psiquiatra a bordo, por favor que se manifieste.