Romanticismo Tecnológico

Hoy jubilan a una obra de arte: El Concorde. Aunque la expresión les pueda sonar exagerada, la ingeniería también produce obras de arte, y eso representa el Concorde para mi. Vuela por última vez por no ser rentable y por ser muy caro de mantener, ¡como si hubiese sido diseñado para serlo!. (En lo de caro de mantener coincide con las obras de arte.)

Mi aproximación es totalmente romántica, dirán que es sólo una máquina y que no hay que albergar ese tipo de sentimientos para con algo inanimado, pero es la naturaleza humana: Casi todos albergamos sentimientos para con alguna máquina en algún momento de la vida.

Esta obra de arte, es una expresión de los conocimientos, técnicas de expresión y sentimientos de los ingenieros que lo diseñaron, como lo es un cuadro del pintor, o una novela del escritor. De hecho encuentro en las obras tecnológicas singulares, como este avión supersónico, más mérito porque es una obra de expresión colectiva.

Les dejo unos links por si desean ampliar información, estoy un poco achicopalado para contarles su historia.

http://www.britishairways.com/travel/concvidhome/public/en_gb
http://www.concorde-jet.com

Aves migratorias

En esta breve nota de contrastes, les comento esta iniciativa conjunta entre el gobierno español y la Organización Internacional para las Migraciones, que tiene como objetivo sufragar los gastos del retorno voluntario a sus patrias de origen, a aquellos inmigrantes que lo soliciten. Muchos emigrantes, sobre todos de los países más pobres, queman sus naves cuando emprenden estas aventuras, que a veces terminan mal por razones que van desde penurias económicas, pasando por imposibilidad de adaptación meteorológica hasta la implacable nostalgia. Finalmente se ven atrapados y no vuelven porque económicamente no pueden. A priori la considero una iniciativa de vocación humanitaria, será interesante observar su evolución.

Por otro lado, y he aquí el contraste, las fuerzas armadas españolas, ofrecen oportunidad de incorporarse a sus filas, a nacionales de los países del otrora imperio.

El léxico del Maquinista

Me gustan los trenes. Mas bien me encantan, en el sentido romántico de la palabra. Hace unos días volvía del trabajo en uno de ellos, como habitualmente lo hago, cuando de repente en medio del recorrido el tren se detuvo bruscamente, tanto que unas abuelitas que iban en el asiento contiguo invocaron asistencia celestial.

No sabíamos lo que había ocurrido y no recibíamos ningún mensaje del maquinista, pasaron unos minutos y ya el pasaje, que así nos llaman, comenzaba a impacientarse por la falta de información que explicara la prolongada detención, hasta que se escuchó por la megafonía interna un mensaje tan atentido como poco clarificador: “Atención señores viajeros, este tren se encuentra detenido por una incidencia en catenaria.”

Aunque entendí de qué se trataba, porque me gustan los trenes digo, la mayoría del pasaje se miraban las caras y bromeaban con lo criptico del mensaje. El murmullo fue interrumpido por un segundo mensaje que advertía que se prestara mucha atención porque iban a dar las instrucciones de evacuación, tras lo cual soltó: “Un convoy se alineará con nosotros, y sereis evacuados por la parte anterior de la segunda composición primero y la primera composición después” Igual de claro que el anterior, aunque esta vez fue muy curioso, porque hubo gente que atendiendo al mismo mensaje, comenzó a moverse unos hacia la parte trasera y otros a la delantera del vagón.

Lo cierto del caso, es que el maquinista, preso de su léxico habitual, fue incapaz de hacer que la gente se enterara de nada. Y esto no es un caso exclusivo de su profesión, hay otras que me gustan mucho como la de los taxistas que poseen radio de onda corta, que terninan llamando a sus clientes “73”, la de los abogados, que además lo hacen a propósito porque su trabajo es más de intérprete que de otra cosa y las de los militares que sustituyen un simple “si“, por el largo e incómodo “afirmativo”. De los profesionales de la informática no hablaré por no herir susceptibilidades. Lo cierto es que hay otros, los golpedos camioneros, que aunque caen en lo mismo, casi todo el mundo les entiende.

No importa a qué nivel, suele ser fácil reconocer la profesión de la gente por las palabras que utiliza. Creo que hay que intentar pensar más lo que se dice y hacer un esfuerzo por ponernos en los zapatos del otro para saber si nos entiende, que al final es lo que nos interesa. Con eso, nuestro maquinista pudo haber dicho, compadeciendose del anónimo pasaje: “Atención, este tren se encuentra detenido por falta de electricidad”… Está bien, lo diré más claro: que se rompió el cable continuo, «la catenaria», de donde el pantógrafo 😉 toma la corriente.