De Fútbol

Alguna vez escuché, que las antiguas fábricas soviéticas tenían equipos de fútbol, y realizaban torneos entre ellas. Alguien notó que el día después de un triunfo del equipo de la fábrica, la productividad aumentaba significativamente y que también disminuía en proporción luego de una derrota. Esto hizo que el fútbol se convirtiera en un aspecto fundamental en la planificación de la producción.

A mi no me gusta el fútbol. Como deporte quiero decir; pero me resulta insuperable como espectáculo. Por eso, cuando se presentan ocasiones como la de ayer, procuro no perdérmelas. Me refiero a las competiciones entre las selecciones de cada país, como El Mundial, La Copa Libertadores o –como anoche- La Eurocopa.

Casi siempre, este tipo de competiciones se convierten en una especie de clase magistral, pero no de producción, al estilo de las antiguas fábricas soviéticas, sino de idiosincrasia.

A estos partidos acude como público una amplia representación de los nacionales de cada país, y sus gestos, emociones, alegrías y tristezas representan un buen punto de partida para especular, sobre la forma de ser colectiva de los pueblos.

Lo primero que me gusta ver, es cómo afrontan los fanáticos los resultados, tanto los parciales como los definitivos. Allí casi no hay diferencia. Cuando el equipo gana o va ganando, el sentido de pertenencia del espectador apunta al paroxismo. Cuando se refiere a su selección se incluye como un jugador más, como cuando dice somos los mejores o ganamos por goleada. Si se ha perdido un partido, pero aún hay alguna oportunidad de clasificación en el futuro, el espectador, los medios de comunicación y hasta los políticos toman una distancia prudencial, como quien se aparta para no mancharse: España a por la última oportunidad. España se estropea y cosas así. Finalmente, cuando ocurre la desclasificación o pierde, es como si el equipo no les representa. Indigna representación del fútbol nacional, Decepcionante participación o un simple y terminal, perdieron.

Otro aspecto, es cómo afrontan como colectivo los momentos de tensión. El partido de anoche, enfrentaba a vida o muerte, (el que perdía se iba) a las selecciones de Portugal e Inglaterra. Se alternaron hasta el último momento en el triunfo, pero terminaron empatados, lo que obligaba a definir el partido con una cosa que se llaman los tiros penaltis. Como aquellas épocas en las cuales las batallas se libraban sólo con un representante de cada bando, uno contra uno. Es una lotería.

Bueno, a ver. Los jugadores ingleses, haciendo honor a su fama de distantes y poco dados a manifestar sus emociones vulnerabilizantes en público, estaban aisladamente distribuidos por el campo, buscando concentración antes de disparar y prácticamente callados. Por otro lado, los portugueses, formaban una piña, esperan abrazados los lanzamientos de cada jugador, y casi con total seguridad, rezaban a la Virgen de Fátima, en busca de socorro.

Los espectadores también hacían su parte. Así, durante el partido los ingleses simplemente callaban cuando iban perdiendo, mientras que los portugueses añadían unas cuantas lágrimas al silencio de la derrota temporal. Tal vez, estos pequeños detalles dicen más de lo que parece y bueno, probablemente no incidan en la productividad como antes, pero con toda seguridad, sí que lo hacen en el consumo…

Nota del Cartero: Por cierto, ganó Portugal

L+I+D

España gasta más dinero en concepto de loterías públicas que en Investigación y Desarrollo (I+D). Me ha quedado una leve tortícolis luego de leer esta noticia, ya que me abandoné en una posición reflexiva poco saludable. Con el cuello así… como lo ponen los perritos cuando escrutan las curiosidades humanas. La nota apareció en la columna de economía de Joaquín Estefanía, el domingo pasado en El País y al citar los unos estudios recientes.(1)

Pero no reflexionaba yo por España, bueno si, pero no tanto como por el Caribe y zonas circunvecinas. En lugar de poner ese lujo de la Investigación y Desarrollo, pensé en cosas menos evidentes. Como la seguridad alimentaria, la salud y la educación. Tampoco pensé en variables macroeconómicas y presupuestos estatales, sino en un núcleo familiar pobre, como lo son la mayoría. Y les confieso que me surgió ese pálpito de que en los golpeados presupuestos familiares del caribe, -y después de tantos años sometidos a la desesperanza sistemática- se gasta más en juegos de envite y azar, que en, pongamos, educación y alimentación. Lo de investigación y desarrollo, pues no, eso si se hace -todo sea dicho- pero orientado a la improductiva especialidad de los modelos matemáticos asociados a la teoría de juegos, a fin de optimizar las apuestas: la pirámide, las combinatorias de las fechas aniversarias, la tabla de logaritmos de San Cono y, como una de las áreas punteras, el reconocimiento de imágenes, como la que se aplica para dilucidar los números que se forman en el cigarrillo que fuma El Eneco o en la tira de Panchita.

No me refiero a una ludopatía congénita producto de nuestro origen mestizo. Este tipo de comportamiento es normal cuando se atraviesan periodos de crisis. No sé si todos los humanos, pero una muy buena parte de ellos –me incluyo- tendemos a imaginarnos golpes de suerte milagrosos, que nos saquen de la situación adversa. Es como una especie de micro-claudicación intelectual, cada vez que nos sentimos incapaces de encontrar salidas a nuestros problemas. El mal surge, cuando comenzamos a gastar más en falsas esperanzas y métodos de salvación inmediata, y movemos de prioridad nuestras necesidades. La consecuencia de este modo de proceder, es que abordamos así, entre otras muchas cosas, nuestros deberes sociales y terminamos apostando por, que no eligiendo a, nuestros representantes. Llegando a extremos tan comprometedores, como el que leí el año pasado, en el que el cincuenta y cuatro por ciento de los latinoamericanos estaría a favor de la dictadura si le resuelve sus problemas.

La pobreza a secas es sólo económica, pero la extrema, crónica y paupérrima que campea en las vidas de millones de familias del Caribe, es integral, y esa no se combate sólo con dinero, sino que requiere de una movilización social de solidaridad enorme, de esas con las que se mide el calibre de los pueblos.

Finalmente, y volviendo al primer mundo, hay otra frase dentro del artículo que explica por si sola las razones por las cuales el imperio es lo que es: Sólo Intel, la compañía que fabrica los microprocesadores de la mayoría de los PCs, invierte en I+D -ella solita- la misma cantidad que todo el Estado Español.

Nota del Cartero: Luego de terminada la nota, he recordado una excelente reflexión que Topocho, hace unos días, realizaba sobre el Azar y el destino político.
—–
(1) El auge de la empresa internacional. Mauro Guillén. Catedrático de Economía de empresa en la Universidad de Pensilvania.

Magia digital.

Querido lector. Olvide los problemas relacionados con el ordenador (computador). Aparte de su mente las preocupaciones por mantener al día el antivirus, el incómodo firewall y los parches de su sistema operativo. La magia ha llegado a la era digital. Las empresas dedicadas al mantenimiento de hardware y la creación de herramientas de seguridad, antivirus y así por el estilo, tienen –a diferencia de lo que se pueda pensar- un futuro muy comprometido. Sencillamente temblarán.

En una de esas incursiones al mundo místico que suelo hacer por las secciones esotéricas de las librerías, he encontrado, casualmente, la solución a todos los problemas relacionados con la informática. Fue una revelación. Porque fue lo primero que apareció cuando abrí aleatóreamente el fabuloso libro, Tarot mágico para todos los días Lo único que necesito son unas Cartas del Tarot, cuatro para ser exactos, imaginación y cinta plástica.

Según como va, hay que primero, limpiar el disco duro, apagar el computador e imaginar que está de maravilla, que no tiene problemas, que todo fluye con normalidad. Colocar entonces el As de Pináculos sobre el CPU y decir: As de tierra, fuerza duradera, que todos mis datos sean seguros aquí y afuera.

Luego, para evitar problemas con la circuitería, creo que hay que recurrir al As de espadas, pegado sobre la parte izquierda a la vez que de dice: As de llama, haz que tus poderes se accionen, para que todas las conexiones funcionen.

¿Que hay problemas con sobrecalentamientos y la refrigeración? Pues nada. Colocar el As de bastos sobre el lado derecho del ordenador e invocar con fe: As de vientos, con aire frío que nada calienta, danza interiormente y protege esta herramienta.

Y así para cada uno de los puntos vulnerables. No lo cuento todo para que al menos compren el libro y contribuyan con la subsistencia del autor. Miren. Es tan efectivo que al final se dice que encienda el computador y tenga la seguridad que no habrá más problemas. No pone advertencias en letra pequeña, como esos productos para adelgazar que dicen que son mágicos, pero recomiendan durante el tratamiento llevar una dieta sana y equilibrada, libre de grasa, azúcares, harinas y esas cosas que engordan. Ni como esos brujos desconfiados que después de dar los hechizos que curan cualquier mal, te dicen que siempre es bueno consultar al médico.

Yo de momento, me compro las cartas. Aunque curiosamente, entre el libro y las cartas me sale lo mismo que el mejor de los antivirus. Tendré que buscar un hechizo contra los cartelizadores de precios.

Nota del cartero: Verán ustedes. En el mundo de las creencias, mis preferidas son las inofensivas. Así, el tono de la nota, va de recreo y no de irrespeto a los que crean en lo que creen.