En los países del Caribe, debería crearse un impuesto a los servicios esotéricos. Es decir, a aquéllas actividades que en el argot son conocidas como consultas, despojos y trabajos.
Existe una larga lista de profesionales que entran dentro de esta categoría. Enumero algunos a efectos orientativos: Tarotistas, que leen el tarot; Astrólogos, que leen los astros; cafesólogos, que leen el asiento del café; tabacólogos, que leen el tabaco y arepólogos, que leen el futuro en los quemaditos de las arepas. También se incluyen aquí los polivalentes, que ejercen en distintas áreas, como los brujos, iluminados y mediums. En fin, todos aquellos que pueden ser englobados dentro del apartado de servicios de prospección y pensamiento anticipatorio.
Esto es una propuesta seria. Espero que no sea interpretada como una regresión al oscurantismo, sino como la regulación del más antiguo sector de la economía informal del Caribe y áreas circunvecinas.
Lo recolectado con este impuesto, debería ser entregado directamente a organizaciones benéficas y oenegés. Sin temor. Pues claro está, que nadie se va a atrever a malversar fondos, ya que pueden ser fácilmente descubiertos gracias a las facultades de los contribuyentes.
Una vez puesto en orden el sector, incluso se podría convertir en un pujante producto de exportación hacía el primer mundo, además de una magnífica oportunidad para lograr influencia en el concierto de las naciones, donde históricamente nuestra burda política exterior ha fracasado. Incluso, la consolidación de estos servicios con denominación de origen, podría arrastrar consigo la exportación de otros productos, con el simple hecho de incluirlos dentro de los ingredientes de sus rituales: Brebajes de mango, pósimas de parchita, polvos de cazabe, etc.
Los políticos prometen constantemente, inventando futuros fantásticos y la gente les cree. Pues considero incluso coherente, el reconocer la función social y la contribución a la economía de los profesionales de la anticipación, que honestamente se limitan, no a inventar, sino a decir lo que ven.